REFLUJO GASTROESOFÁGICO

¿QUÉ ES LO QUE OCASIONA EL REFLUJO GASTROESOFÁGICO?

Al comer, los alimentos pasan de la boca al estómago a través de un tubo que se llama esófago. En el extremo inferior del esófago hay un pequeño anillo muscular que se denomina esfínter esofágico inferior (EEI). El EEI funciona como válvula de una vía, al permitir que pasen los alimentos hacia el estómago. Normalmente el EEI se cierra de inmediato después de tragar a fin de impedir que retrocedan los jugos gástricos —que tienen un alto contenido de ácido— al esófago. El reflujo gastroesofágico ocurre cuando el EEI no funciona como corresponde y permite que el ácido retroceda y queme la porción inferior del esófago. Esto irrita e inflama al esófago, y ocasiona la sensación de acidez, y con el tiempo puede incluso dañar el esófago.

¿CUÁLES SON LOS EXÁMENES DE LABORATORIO QUE SE REALIZAN?

Endoscopía: permite evaluar la presencia de complicaciones del reflujo, como esofagitis (erosiones y úlceras), estenosis (estrechamiento esofágico) o esófago de Barrett. Se utiliza un pequeño tubo con una luz en su extremo para examinar el esófago, estómago y duodeno (primera parte del intestino delgado), previa sedación. De ser necesario, en la misma endoscopia se puede tomar una muestra de tejido para hacer una biopsia.

pH-metría: se realiza con la ayuda de un pequeño sensor el cual permite confirmar el diagnóstico de reflujo, sobre todo en pacientes que no presentan alteraciones visibles en la endoscopia o que no han respondido al tratamiento médico.

Impedanciometría con pH-metría: se trata de una nueva técnica disponible, que determina la presencia tanto de reflujo ácido como débilmente ácido o alcalino, vale decir cualquier elemento que ascienda al esófago. Especialmente indicada cuando existen dudas diagnósticas o en pacientes que están siendo evaluados para una eventual cirugía antirreflujo y también en pacientes que presentan síntomas extradigestivos como tos y disfonía.

El examen consiste en la introducción por vía nasal de una pequeña sonda, que debe quedar a una altura predeterminada dentro de su esófago por un período de 24 horas, la que va asociada a un sistema de registro. Durante esas 24 horas el paciente debe registrar las horas de comida, el período en que se encuentra en posición recostada y todos los síntomas que perciba que pudieran estar asociados a reflujo. Esta información le permitirá al médico elegir el mejor tratamiento para las molestias del paciente.

Manometría esofágica: mediante una sonda que pasa a través de la boca o nariz al estómago puede observarse la motilidad del esófago. Es un examen complementario en el diagnóstico de reflujo, pero su papel es fundamental al momento de plantear la cirugía como una estrategia terapéutica.

¿CÓMO SE TRATA EL REFLUJO GASTROESOFÁGICO?

Por lo general el reflujo gastroesofágico se trata en tres pasos progresivos:

CAMBIOS EN EL ESTILO DE VIDA: En muchos casos, un cambio de dieta y el tomar antiácidos de venta libre pueden reducir la frecuencia y la severidad de sus síntomas. La pérdida de peso, reducción o eliminación del hábito de fumar y del consumo de alcohol y la modificación de los hábitos de comida y de sueño también pueden ser de ayuda.

TERAPIA FARMACOLÓGICA: Si persisten los síntomas después de estos cambios en el estilo de vida, es posible que haga falta una terapia farmacológica. Los antiácidos neutralizan los ácidos gástricos y las medicaciones de venta libre reducen la cantidad de ácido gástrico que se produce. Ambos pueden resultar eficaces en aliviar los síntomas. Las medicaciones recetadas pueden resultar más eficaces en cuanto a curar la irritación del esófago y aliviar los síntomas. Es necesario que converse sobre esta terapia con su cirujano.

CIRUGÍA: Los pacientes que no responden bien a los cambios en el estilo de vida o a las medicaciones o que continuamente requieren de medicaciones para controlar sus síntomas, deberán aprender a sobrellevar su condición o bien podrán someterse a un procedimiento quirúrgico. La cirugía es muy eficaz para el tratamiento del reflujo gastroesofágico.

Existen procedimientos que actualmente están en una etapa de prueba, que se conocen como procedimientos endoscópicos intraluminales, que son alternativas a la cirugía laparoscópica y a la cirugía a cielo abierto. Será necesario que hable con su cirujano y su médico a fin de decidir si usted es un candidato para alguno de estos procedimientos.

Existen muchas técnicas quirúrgicas pero la más popular es la fundoplicatura de Nissen, con más de un 90% de éxito.

¿CUÁLES SON LAS VENTAJAS DEL MÉTODO LAPAROSCÓPICO?

Las ventajas del abordaje laparoscópico son que por lo general proporciona:

• Reducción del dolor posoperatorio

• Una estadía hospitalaria más breve

• Un retorno más rápido al trabajo

• Mejor resultado cosmético

¿ES USTED UN CANDIDATO PARA EL MÉTODO LAPAROSCÓPICO?

Si bien la cirugía laparoscópica antirreflujo presenta muchos beneficios, es posible que no sea la más indicada para algunos pacientes. Obtenga una evaluación médica a fondo realizada por un cirujano experto en cirugía laparoscópica antirreflujo en consulta con su médico de cabecera o su gastroenterólogo a fin de averiguar si dicha técnica es la más apropiada para usted.

¿Qué es el esófago de Barrett?

El esófago de Barrett es una afección en la que el revestimiento esofágico se modifica, volviéndose más parecido al revestimiento del intestino delgado que al del esófago. Esto tiene lugar en la zona donde el esófago se une al estómago. Se cree que la principal razón para que aparezca el esófago de Barrett es la inflamación crónica causada por el RGE cronico (GERD)

El esófago de Barrett es más habitual en personas que han tenido GERD durante un período prolongado o que comenzaron a padecerlo a temprana edad. Cabe destacar que la frecuencia o intensidad de los síntomas del GERD, tales como la acidez, no afectan la probabilidad de que una persona presente esófago de Barrett. La mayoría de los pacientes con esófago de Barrett no padecerán cáncer. En algunos pacientes, sin embargo, se puede presentar una modificación precancerosa del tejido, llamada displasia. Esta modificación precancerosa tiene más probabilidades de generar un cáncer esofágico.

En la actualidad, el diagnóstico de esófago de Barrett solamente puede realizarse mediante la endoscopia y la detección de modificaciones en el revestimiento esofágico a confirmarse por una biopsia del tejido. El diagnóstico definitivo de esófago de Barrett requiere la confirmación mediante biopsia de la modificación del revestimiento esofágico.

¿Estoy en riesgo de tener cáncer esofágico?

Existen dos tipos principales de cáncer esofágico: el cáncer escamocelular y el adenocarcinoma esofágico. El cáncer escamocelular se presenta habitualmente en personas fumadoras, que consumen productos derivados del tabaco y beben alcohol. Además, los afroamericanos también presentan mayor riesgo de padecer este tipo de cáncer, y es muy común en muchas zonas de Asia. La frecuencia de cáncer esofágico escamocelular en los Estados Unidos ha permanecido sin cambios. El otro tipo de cáncer, el adenocarcinoma esofágico, se presenta habitualmente en personas que padecen la enfermedad del reflujo gastroesofágico (GERD, según su sigla en inglés). También es muy común en hombres caucásicos con sobrepeso. La frecuencia d. adenocarcinoma esofágico está aumentando en los Estados Unidos. El síntoma más común del GERD es la acidez, una afección que sufre el 20% de los adultos estadounidenses al menos dos veces por semana. Si bien estas personas presentan mayor riesgo de tener cáncer esofágico, la gran mayoría nunca tendrá esta enfermedad. En algunos pacientes con

GERD (del 10 al 15%), se modifica el revestimiento esofágico cerca de la zona donde se unen el esófago y el estómago. Cuando esto sucede, la afección se denomina esófago de Barrett. Los médicos consideran que gran parte de los casos de adenocarcinoma esofágico comienzan con el esófago de Barrett.

¿Cómo determina mi médico la existencia de esófago de Barrett?

En primer término su médico realizará un procedimiento por imágenes del esófago mediante endoscopia para observar si existen suficientes modificaciones que indiquen esófago de Barrett. En la endoscopia superior, el médico introduce un tubo delgado y flexible denominado endoscopio por la boca del paciente y lo guía a través del esófago, estómago y duodeno. El endoscopio cuenta con una cámara y una fuente luminosa y proyecta imágenes en un monitor de video, permitiendo al médico observar si existen modificaciones del revestimiento esofágico. Si el médico sospecha que existe esófago de Barret, se tomará una muestra de tejido (biopsia) para realizar un diagnóstico definitivo.

¿Qué tipo de pacientes se debe examinar para detectar el esófago de Barrett?

El esófago de Barrett es dos veces más común en los hombres que en las mujeres. Suele presentarse en hombres caucásicos de mediana edad, que hayan tenido acidez durante muchos años. No existe consenso entre los expertos respecto de qué tipo de pacientes deben ser examinados para detectar la enfermedad. Aún en aquellos pacientes que presentan acidez, el esófago de Barrett es poco frecuente y el cáncer de esófago es raro. Se recomienda examinar a pacientes mayores de 50 años que hayan tenido acidez significativa o que hayan requerido el uso regular de medicamentos para controlar la acidez durante varios años. Si ese primer examen de detección es negativo para el tejido de Barrett, no hay necesidad de repetirlo. Dado que existe una investigación permanente en esta área las recomendaciones pueden cambiar.

¿Cómo se trata el esófago de Barrett?

Los medicamentos y/o la cirugía pueden controlar efectivamente los síntomas del GERD. Sin embargo, ni los medicamentos ni la cirugía del GERD pueden revertir la presencia de esófago de Barrett ni eliminar el riesgo de cáncer. Existen algunos tratamientos disponibles que pueden destruir el tejido de Barrett. Estos tratamientos permiten disminuir la aparición de cáncer en algunos pacientes e incluye el uso de luz y productos químicos especiales (terapia fotodinámica), así como también calor (ablación por radiofrecuencia, ablación térmica con coagulación con plasma de argón y coagulación multipolar) y energía fría (crioterapia). Es necesario que usted analice la posibilidad y efectividad de estos tratamientos con su gastroenterólogo para estar seguro de que tiene el perfil adecuado. Estos tratamientos presentan riesgos potenciales y pueden no beneficiar a la mayoría de los pacientes con esófago de Barrett.

¿Qué es la displasia?

La displasia es una afección precancerosa que los médicos solamente pueden diagnosticar examinando muestras de tejido bajo el microscopio. Cuando la displasia puede observarse en una muestra de tejido, generalmente se describe como de “alto grado”, “bajo grado” o “indefinido para displasia”.

En la displasia de alto grado, se observan modificaciones anormales en muchas células y puede existir un patrón de crecimiento anormal de las mismas. La displasia de bajo grado indica que se observan algunas modificaciones anormales en la muestra de tejido pero éstas no involucran a la mayoría de las células y el patrón de crecimiento celular aún es normal. “Indefinido para displasia” simplemente significa que el patólogo no está seguro si las modificaciones observadas en el tejido son causadas o no por una displasia. Otras afecciones, tales como la inflamación o hinchazón del revestimiento esofágico, pueden hacer que las células parezcan ser displásicas cuando es posible que no lo sean. Se aconseja contar con un diagnóstico de displasia confirmado por dos patólogos diferentes, para asegurarse de que esta afección está presente en la biopsia. Si se confirma la displasia, su médico puede recomendarle endoscopias más frecuentes, un procedimiento que intente destruir el tejido de Barrett o una cirugía esofágica. Su médico le recomendará una opción basándose en cuán avanzada esté la displasia y en su estado de salud general.

Si tengo esófago de Barrett, ¿con qué frecuencia debo realizar una endoscopia para verificar la existencia de displasia?

El riesgo de que un paciente con esófago de Barrett tenga cáncer de esófago es bastante bajo, aproximadamente un 0.5% por año (ó 1 de cada 200 por año). Por lo tanto, el diagnóstico de esófago de Barrett no debería ser razón para alarmarse. Sin embargo, es una razón para someterse a exámenes periódicos de endoscopia superior con biopsia de tejido de Barrett. Si las biopsias iniciales no indican displasia, la endoscopia con biopsia deberá repetirse aproximadamente cada 3 años. Si la biopsia indica displasia, su médico le brindará más recomendaciones respecto de los próximos pasos a seguir.

RECORDATORIO IMPORTANTE: Esta información tiene como único fin proporcionar pautas generales y no ofrece una opinión médica definitiva. Es muy importante que consulte con su médico acerca de su enfermedad específica.

Fuente : ASGE

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